domingo, 30 de marzo de 2008

Crítica: La Casa de las Dagas Voladoras

casa dagas voladorasReconozco que perdí la cuenta de en cuantas ocasiones mis amigos -los aficionados al cine, al menos- me habían recomendado ver "La Casa de las Dagas Voladoras", una de esas películas que deberían servir de referente del género wuxia y del cine asiático en general pero que, por esos azares del destino (no me gustó nada "Tigre y Dragón", y me cerré en banda a ver más ese tipo de largometrajes), no había despertado mi interés. Como a veces ocurre en este tipo de cosas, no fue hasta que la recomendación vino de una persona especial -especial por tratarse de ese tipo de persona cuya opinión, de una extraña e inexplicable manera, parece tener más peso que la del resto de la gente- que decidí verla recientemente en DVD. Y lo cierto es que quedé gratamente sorprendido.

"La Casa de las Dagas Voladoras", como comentaba, pertenece al género oriental del wuxia que, para el que no lo sepa, consiste en la mezcla de artes marciales, esgrima y fantasía épica (que no necesariamente heroica) rodeada, frecuentemente, de romanticismo, pasión y tragedia. Una realidad semejante a la nuestra en donde las más increíbles y espectaculares acrobacias, así como las hazañas físicas más imposibles que uno pueda idear, están al alcance de unos pocos. Frecuentemente, los protagonistas.

La historia de la película que nos ocupa nos habla de Mei -a la que da vida la hermosa Ziyi Zhang-, una bailarina ciega de la que el gobierno sospecha que es la hija del antiguo líder de la casa de las dagas voladoras, un grupo rebelde que se dedica a robar dinero a los ricos para dárselo a los pobres, y que trae de cabeza al gobierno. Para tratar de averiguar el paradero de los rebeldes, y así poder asestarles un letal y definitivo golpe, dos policías locales, Jin y Leo -respectivamente interpretados por el japonés Takeshi Kaneshiro, y Andy Lau-, traman un plan ¿perfecto? que debería llevarles directamente a la guarida del lobo. Haciéndose pasar por un misterioso héroe llamado Viento, Jin rescatará a Mei de prisión y tratará de conducirla sana y salva hacia su hogar mientras sufren una falsa persecución por parte de los hombres de Leo. Sin embargo, las cosas se complican cuando entre Jin y Mei surge ese profundo sentimiento que mueve montañas, y nubla las mentes de los hombres...

Detrás de este aparentemente sencillo planteamiento se esconde una compleja historia de amor, amistad, engaño y traición, donde el espectador es llevado, como si un barco de vela se tratase, por una agridulce mezcla de sentimientos que dudo mucho le deje indiferente. Y es que, si bien dicha historia está cargada de emoción, resulta también igual de valiosa -y efectiva- la fotografía que la acompaña en conseguir ese efecto que comentaba. Y es que el director del filme, Zhang Yimou, parece tener claro que tan importante es lo que se cuenta como el cómo se cuenta: la película es un derroche de buen gusto visual, mostrando unos escenarios de increíble belleza, dentro de un contexto que juega con los colores, la música y los planos con refinada y exquisita sensibilidad. Afortunadamente, el imprescindible ingrediente que me faltaba mencionar, los actores, no falla en el papel que le ha tocado jugar. El resultado: una fina melodía que entra por los ojos.

Si alguna vez te preguntaste qué aspecto tiene la poesía en movimiento, quizá tú también deberías plantearte ver "La Casa de las Dagas Voladoras".


Mi puntuación en IMDB: 7

2 comentarios:

Francisco dijo...

Si, el amor tiene mucha fuerza ................ y no hablo de la película..........;-)

Si esta te ha parecido poesía en movimiento Hero duplica en ese aspecto a La Casa de las Dagas Voladoras aunque es menos "occidental".

Jose María dijo...

Estoy de acuerdo totalmente con Francisco, Hero es poesía en estado puro, la mezcla de las imagenes con el sonido creo que del guqin de siete cuerdas,es espectacular.Y la historia tipico cuento-leyenda, esta contada con una esquisitez propia de los orientales, además de mostrarnos el sentimiento de la palabra escrita,en fin, esta si que es una de mis peliculas favoritas, aunque debo admitir que la lucha de las dagas voladoras entre el bambu,es de esas escenas que no se olvidan.
No se si habeis visto, es que no recuerdo el titulo, es de hace ya muchos años, de la epoca gloriosa de este tipo de cine,en la que el protagonista un hombre (siempre de blanco), luchaba en un puente con una cantidad de enemigos inimaginable... tambien hay una escena que retira el mantel de una mesa... no recuerdo muy bien, me gustaria volver a verla, pero la verdad no recuerdo el titulo ni nada mas.

y una cita para ti :
El que vence a otros es fuerte pero el que se vence a sí mismo, poderoso.

sigue asi
Seshoma