domingo, 22 de junio de 2008

Crítica: El Increíble Hulk

hulk
Tras el desastre de taquilla que supuso la primera adaptación a la pantalla del Gigante Esmeralda por parte de Ang Lee, Marvel se planteó hacer borrón y cuenta nueva. Y cuando digo hacer borrón y cuenta nueva, me refiero a que esta nueva película protagonizada por el siempre eficaz Edward Norton no es la segunda parte de aquella que protagonizara Eric Bana, sino una nueva puesta a punto de uno de los superhéroes clásicos de Marvel.

Con una introducción tan rápida como efectiva durante los primeros títulos de crédito, al espectador ya le queda claro cual es la historia detrás del fugitivo Bruce Banner (interpretado, como decía, por Edward Norton) -origen alejado, debo advertir, de aquel que se narró en los comics-, y al que un grupo del ejército liderado por el ambicioso General Ross (William Hurt), trata de dar caza. Y es que, si bien es cierto que una gigantesca y poderosa masa de músculo verde puede convertirse en el arma perfecta en manos militares, al General también le mueven otros motivos más personales, ya que la primera transformación incontrolada de Banner acabó haciendo daño a la hija de Ross, Betty (Liv Tyler), accidente que nunca le llegaría a perdonar.

Si bien la crítica se volcó con la anterior obra de Ang Lee, no respaldada por el público, lo cierto es que también para mi gusto esta película me resulta bastante más afín que la del director chino. Y esto es así por un sencillo motivo: cuando pienso en una película sobre Hulk, pienso en ver espectaculares escenas de acción que me hagan vibrar lo que dure la película -es lo que tiene poner en pantalla a una criatura capaz de soportar cañonazos de tanques, y de levantarlos como si fueran juguetes-, y no en una propuesta filosófica sobre el bien, el mal y la condición del alma humana. Que no digo que en otro momento no pueda resultar interesante, pero no creo que ese enfoque pegue o sea el más adecuado para un filme sobre este personaje.

Dicho lo cual, y a pesar de que las escenas de acción son espectaculares -por no decir increíbles, dejándome llevar por el humor fácil-, no creo que El Increíble Hulk deba considerarse solo una película de acción fantástica. A mi humilde modo de ver, es también una historia de amor y de superación personal. Veamos: Cuando Banner se transforma, deja libre lo peor de sí mismo en una forma terriblemente grande, poderosa y primitiva que destruye sin miramiento todo a su paso. La primera que aquello ocurrió, como decía, Betty acabó gravemente herida en el hospital, y eso es algo que nuestro protagonista no puede perdonarse. Por eso, desde entonces, trata de librarse de ese "Hulk" que supone un peligro para todos cuantos le rodean y que, desde un punto de vista más egoísta, le impide estar con la persona que ama por miedo a volver a hacerla daño.

Una película, en definitiva que, si bien en mi opinión no es tan buena como Iron Man -la cual tengo pendiente comentar-, merece bastante la pena. Entretenida e interesante.


Mi puntuación en IMDB: 7

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