Crítica: El Caballero Oscuro

Citando la misma frase que emplea el Joker en la película, y que da comienzo al trailer que hemos podido ver proyectado en las salas de cine: "¿Por donde empezamos?"

Christopher Nolan lo ha vuelto a hacer... solo que esta vez, aún mejor. La nueva puesta en escena del Caballero Oscuro -sobrenombre con el que se conoce a Batman, y que da título a la película- es sencillamente colosal, a pesar de la tremenda expectación levantada (sobre todo aquí en Europa, donde el estreno se ha visto retrasado con respecto al de USA, de donde hemos podido leer y escuchar muy buenas críticas). "El Caballero Oscuro" no solo se mantiene fiel a la ambientación oscura que ya pudimos ver en la formidable "Batman Begins", sino que además parece nadar y regocijarse en ella a través del que probablemente sea uno de los villanos más carismáticos y, probablemente, más terroríficos que ha visto el cine. Me estoy refiriendo, como no, al Joker de Heath Ledger (D.E.P.), cuya magistral interpretación dota de una personalidad al personaje tan impredecible, malvada y brutal como profunda, poderosa y atractiva. Y es que, cuando el villano puede regocijarse de ensombrecer al héroe en pantalla -a pesar del indudable magnífico trabajo de Christian Bale como cruzado de Gotham- es que algo, o marcha mal, o marcha extraordinariamente bien. Y en este caso tenemos lo segundo: bastan un par de escenas para hacernos a la idea que este Payaso con mayúsculas no entiende de clemencia, razón ni lógica; ni siquiera de un perverso código ético al que uno pudiera aferrarse para predecir su próximo movimiento. Se trata, sencillamente, de una fuerza de caos desatada tan perversamente rabiosa que uno duda de si habrá algo o alguien (por muy superhéroe que sea) capaz de contenerlo. Sí. Aunque parezca mentira, todo eso es capaz de transmitirnos Ledger en un papel que, a mi juicio, debería, como poco, valerle el Óscar -aunque, tristemente, sea póstumo-.

Pero no nos quedemos en la puesta de largo del Joker, porque "El Caballero Oscuro" ofrece más, mucho más. Para empezar, juega con la ética y la moral del ser humano para poner al espectador al borde de una cuerda floja que amenaza con ceder en cualquier momento, arrastrando a todo y todos a la misma locura del que es presa y dueño nuestro villano estrella. Y es que los juegos a los que son sometidos los ciudadanos de Gotham son tan malignamente despiadados que uno -incluído el propio Batman- duda de qué es lo correcto y lo que no. De qué está bien y qué está mal. De qué precio tienen nuestras propias convicciones... y nuestros propios miedos.

Suma y sigue. Harvey Dent -nombre que los aficionados al cómic reconocerán inmediatamente-, al que da vida un más que correcto Aaron Eckhart (y es que todo en esta cinta es mucho más que correcto), es el nuevo implacable fiscal del distrito, y la nueva luz y esperanza de Gotham. Un hombre de principios y moral incorruptibles cuyos límites serán puestos a prueba por una cruel "broma asesina". La esperanza, tristemente, también puede romperse.

Poderosa, oscura, vertiginosa, cruel, provocadora, aterradora... muchos y variados son los adjetivos que se me ocurren para describir el filme y paradójicamente, sin embargo, todos ellos se me antojan injustamente cortos para calificar este esperado regreso del Caballero Oscuro.

Ah, sí, se me ocurre uno.

Brillante.


Mi puntuación en IMDB: 10