Crítica: Up

Con sutil y hábil ingenio, Pixar va ofreciendo un cine de animación cada vez más maduro, que hace tiempo que dejó atrás ese enfoque infantil para hablar al adulto de tú a tú. Si hace apenas un año nos deleitaba con la maravillosa Wall-E (cuya crítica puede leerse en este mismo blog), de una sensibilidad mucho más allá de lo que un niño es -o suele ser- capaz de captar delante de la pantalla, y antes de ella tuvimos a Ratatouille (de nuevo, también comentada aquí) que, aunque mucho más ingenua ya apuntaba maneras narrando las aventuras de un ratón que soñaba con la -alta- cocina, ahora debemos volver a quitarnos el sombrero ante Up, una fábula muy humana con la que resulta difícil no emocionarse.

La historia nos habla de Carl Fredricksen, un anciano solitario que ha perdido recientemente a su esposa. Embargado por la tristeza, decide llenar su casa de globos y emprender un imposible viaje a América del Sur, lugar en el que ella soñaba vivir algún día. Lo que prometía ser un viaje en soledad, acompañado tan solo de sus recuerdos, se ¿complica? con la aparición de Russell, un joven explorador lleno de infatigable optimismo y ganas de aventura.

Con una ternura más allá de lo que puedo plasmar en estas líneas, Up logra llegar al espectador con una película colorista -en todos los sentidos-, divertida, positiva y auténtica (al menos, todo lo auténtica que puede ser una fábula como esta con la que nos encontramos). Una verdadera joya que toca -más que tocar, mima- el corazón. ¿Se puede pedir más?


Mi puntuación en IMDB: 9