Hacía ya tiempo que el joven director Alejandro Amenábar -al que, como algunos ya sabéis, tuve la oportunidad y fortuna de conocer personalmente en la fnac de Callao, en Madrid- no nos ofrecía otra muestra de su trabajo. De su última obra, Mar Adentro, hace ya varios años. Y aunque en su momentó dejé pasar aquella película pues no soy especialmente aficionado a los dramas -y aún sigo sin haberla visto, ni siquiera en DVD, pues tengo la sensación de que debe ser bastante dura-, y también aunque el trailer no me transmitió por decirlo de alguna forma la mejor de las sensaciones, he querido reconciliarme con el director dándole una oportunidad a su Ágora, cine histórico de 50 millones de euros de presupuesto y que narra la caída de Alejandría.Para poner en antecedentes al lector creo que tendría que comenzar admitiendo que los tres primeros largometrajes de Amenábar: Tesis, Abre los Ojos y Los Otros me parecen soberbios. Desde la realización, pasando por la fotografía, actores, ambientación, música... Amenábar redefinió, sin duda, el concepto de 'thriller' dentro del cine español.
Ágora es -probablemente- su película más ambiciosa. Sin embargo también es, en mi opinión y dentro de las que he visto, la más aburrida. Si bien la mano del director se nota en cada pequeño detalle de la película, rodada con exquisito mimo y belleza -la realización y el apartado artístico es extraordinario y quizá lo mejor del conjunto-, y la interpretación de Rachel Weisz como Hypatia es simplemente sensacional, el resultado final no alcanza el nivel esperado. Y no porque el guión -coescrito por Mateo Gil- resulte incoherente o fácil -ni mucho menos-, o porque la labor del resto de los actores sea pobre -que tampoco-, sino porque el filme no logra transmitir toda la fuerza y sentimiento que pretende. Se queda en un retrato histórico descoloreado y débil. Una sombra de lo que pudo ser.
Eso a pesar de la excelente banda sonora que acompaña al filme, de la impresionante fotografía, y del mensaje final que transmite -muy acertado-, presente a lo largo de la obra desde su inicio hasta su desenlace. Una amarga crítica contra los fanatismos -esgrimiendo en este caso la religión como excusa, pero pudo haber sido cualquier otra- que hace uso del mejor de los argumentos: la Historia.
Ágora es, en definitiva, una epopeya muy descafeinada que invita a verse por quien está detrás, pero que no convence una vez delante... a pesar de sus virtudes.
Mi puntuación en IMDB: 5


No hay comentarios:
Publicar un comentario