Durante el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial (sí, seguimos con el tema), los nazis habían ideado un plan de contingencia para el caso de que se produjera una revuelta civil dentro de Alemania durante el conflicto armado. A este plan, aprobado por Hitler, se le conoció como Operación Valkyria, y sería posteriormente modificado y utilizado por un grupo de rebeldes dentro del ejército nazi para tratar de asesinar a Hitler y hacerse con el control del gobierno el 20 de julio de 1944.Como todo lector sabrá obviamente, el plan fracasó y los rebeldes fueron posteriormente arrestados y ejecutados. Sin embargo, hoy en día a aquellos insurgentes se les recuerda como héroes. Y, como no podía ser de otra manera, Hollywood ha llevado a cabo de la mano de Tom Cruise y Bryan Singer la adaptación cinematográfica de aquel difícil e histórico golpe de estado contra el ejército nazi. Si bien no me fue posible asistir al estreno en cine de esta película, no he perdonado su salida en blu-ray -el cual, por cierto, adquirí en Alemania como recuerdo del viaje- que, contra viniendo mis expectativas (afortunadamente), deja de lado la espectacularidad y acción hollywoodiense para tratar de dar un enfoque fiel a los hechos narrados, a costa del ritmo de la película. El resultado final, a mi juicio, merece la pena.
Dirigida, como dejaba entrever antes, por Bryan Singer (director también de la obra maestra que es Sospechosos Habituales, así como de X-Men y Super Returns) y protagonizada por Tom Cruise en el papel del coronel Von Stauffenberg, la película habla sobre el lado más humano y desconocido de la Alemania nazi. Hombres que, desde la sombra, se oponían al régimen, a la limpieza étnica y al inmenso conjunto de barbaries inhumanas que se estaban cometiendo por toda Europa. Hombres de valor extraordinario que pusieron en riesgo su futuro, renombre y sus propias vidas por aquello que creían que era necesario. Que era lo correcto. Que era lo que debía hacerse.
Eso es ser un héroe.
Y esta, su historia.
Mi puntuación en IMDB: 7
Reflexión final: ¿a nadie más le resulta irónico que, tras catorce -¡catorce!- atentados fallidos contra el Führer, la única persona capaz de matar a Hitler fuera el propio Hitler?


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